Bueno, este es mi fic, que va de vampiros, pero no de crepúsculo (lo siento ^^u)
Espero que os guste, no es muy bueno, pero me hace ilusión que opineis.
Y si no os gusta, por favor, decirlo , y si he tenido algún error o algo que se pueda mejorar también.
Ojalá os gusté!!!
(y, por cierto, este capítulo está dedicado a Alice Cullen, que se ha tomado la molestia de abrir un apartado para fics ¡Gracias!)
aclaración: Los nombres que coinciden con los de crepúsculo son pura coincidencia XD porque tengo mu poca imaginación para eso. Pero los personajes no tienen nada que ver ^^ )
el despertador me arrancó de mis sueños como cualquier otro día, impasible, a pesar de que hoy era un día especial. y aterrador. apagué el incesante ruido del reloj y me dispuse a peinar un poco mi alborotada melena. debía afrontarlo.
sabía que, tarde o temprano, este día llegaría...pero lo había echo demasiado rápido. No estaba de humor para arreglarme mucho, así que me puse unos vaqueros y la camisa celeste que me regaló mike. Suspiré casi sin darme cuenta y traté de evocar la imagen de mi novio, que a pesar de no tener buen gusto en lo que elegir ropa para mi se refiere-a excepción de la camisa que llevo puesta y un par de pantalones- siempre conseguía alegrarme el día. Mike es una de esas personas escasas que caen bien a todo el mundo, y además es increíblemente guapo, con unos ojos verdes chispeantes siempre rebosantes de energía. y su sonrisa...pero ya vale de pensar en mike, hay otras cosas sobre las que pensar, o mejor dicho, sobre las que preocuparse. baje a la cocina y me serví un par de tortitas de una gran fuente, intentando comportarme como todas las mañanas, naturalmente sin éxito:
-Emily, cariño, feliz cumpleaños-mi madre se acercó a mi y me dio un beso en la frente. la miré frunciendo en ceño, ella sabía lo mucho que me enfurecía, y por que no decirlo, asustaba cumplir los dieciocho. La mayoría de edad...ya era adulta, aunque no me sentía distinta. Bueno, sí un poco distinta, Me sentia…Me sentía como si estuviera al borde dee un enorme precipicio y con cada felicitación me empujaran un poco más. hice un gran esfuerzo y esbocé una sonrisa ( que pronto se convirtió en una mueca) con la que corresponder a mi madre. aquello pareció agradarle. recorrí con la mirada su escultural figura mientras ella freía un poco de bacon para mi padre. Era muy parecida a mi, pero a la vez tan distinta que si no nos conocían, era casi imposible que nos tomaran por madre e hija. porque yo me podía parecer en el color de los ojos, azules oscuros, casi negros, y en el pelo rizado y rubio en los dos casos. quizá lo que mas nos diferenciaba era que ella tenia una especie de gracia al moverse, una elegancia, que yo no podría alcanzar ni en el mejor de mis sueños. Seguramente debería culpar de esto a mi padre, mucho mas despistado por naturaleza. Todas las mañanas suele sentarse junto a mi madre en el desayuno, a leer el periódico mientras escucha los alegres parloteos de mi madre, adornándolos ocasionalmente con algún “aja” o un “estupendo cariño”.por ahora mi padre se comportaba como cualquier otra mañana, y eso me alegro. esperaba que no me felicitara el también, pero esa idea se desvaneció cuando levanto la vista de la crónica de sucesos y la posó sobre mi. me aferré a la única llamita de esperanza que me quedaba, poco dispuesta a dejarla ir.
-que pases un buen día cielo-me sonrió.
solté un suspiro de gran alivio, al menos por su parte me había librado. podía ser muy comprensivo cuando quería. Cogí mis libros y después de darles un beso a mis padres, empecé a andar hacia el instituto. no llevaba ni diez minutos de caminata cuando escuché que me llamaban. me volví y vi a Alice, que corría hacia mi con un paquete en las manos.
-felicidades Emy-solía llamarme así, aunque sabia que me molestaba-es para ti. feliz cumpleaños
-Alice...dije que...
-ya se lo que dijiste-me interrumpió poniéndome el paquete en las manos-ábrelo. por mi.
sonrió.
-bueno...-retiré el papel y vi su regalo-libros de dibujo! me encantan Alice!
ella sabia lo mucho que me gustaba dibujar, aunque no lo hiciera muy bien, y yo quería desde hacia mucho estos libros, había acertado de pleno.
-me alegro de que te guste-sonrió
seguimos andando charlando sobre el instituto, los profesores, y los chicos que le parecían monos. la verdad es que ella hablaba mucho mas que yo, que era un poquito mas tímida.
en algunos aspectos éramos tan distintas, que a veces me sorprendía que fuéramos amigas. y en lo físico también éramos dispares. ella, con su pelo negro brillante y liso, y yo con el mío, normalmente carente de lustre, rubio y rizado. yo no era exactamente alta, mas bien normalita, pero Alice era mas bajita que yo. y bueno, si hasta ayer teníamos la misma edad, ahora yo era un año mayor. iba tan ensimismada que no noté que alguien me hablaba delante justo delante mía. al principio parpadeé, extrañada, pero poco a poco empecé a comprender. me hablaba un chico, un poco mas alto que yo, de pelo castaño y ojos verdes...Mike! empecé a escuchar lo que decía.
-Emily? me escuchas?-sonrió-decía que esto es para ti.
miré sus manos. tenia un brillante envoltorio Dorado que cubría un objeto rectangular. me lo entregó
-oh mike-a el no podía decirle que eso me molestaba, puesto que no seria verdad-muchas gracias.
-vas a abrirlo?
-a...si, claro-me ruboricé, ya que me había quedado ensimismada contemplando su sonrisa
forcejeé un rato con el papel que envolvía el regalo hasta que conseguí romperlo. entonces me quedé boquiabierta. si antes había dicho que el envoltorio era brillante, no sabia como podía describir aquello. era una caja de cristal, exquisitamente tallada, que descomponía la luz que llegaba hasta ella como un prisma, proyectando rayos de luz de todos los colores del arco iris. o no, quizá mas. estaba hecha del cristal mas puro que había visto nunca. me quedé largo rato atontada, mirando los colores y las formas en los que estos se agrupaban, o el cristal, que tenia mil y un detalles, flores, animales mitológicos, sirenas, mariposas, y millares de figuras mas. me daba la impresión de que por mucho que mirara siempre encontraría alguna nueva. de pronto me acordé de Alice, y de mike, que me miraban expectantes.
-y que, te ha gustado?-pregunto visiblemente nervioso
-estas de broma? es lo mas maravilloso que he visto nunca, Mike...
-entonces te gusta?-suspiró-me alegro. no sabia que regalarte, había buscado por todas partes. y al final encontré esto. en cuanto lo vi pensé “esto para Emily”
-te habrá costado una fortuna
-bueno, te mereces lo mejor
le besé levemente
-te quiero mike
me devolvió el beso
-y yo a ti
Alice nos miró con cara de pocos amigos y frunció el ceño. la ignoramos.
-siento interrumpiros, pero llegaremos tarde. y será mejor que guardes eso, Emy, si no quieres llamar la atención.
la miré extrañada, pero pronto caí en la cuenta. la gente que pasaba se quedaba como yo al verlo, atontada, mirando el regalo de mi novio. me apresuré a guardarlo junto a los libros, regalo de Alice, y seguimos caminando hacia el instituto, Mike y yo de la mano, y Alice a nuestro lado. cuando llegamos ya íbamos tarde, por lo que tuve que despedirme de Mike hasta la siguiente clase. ahora tocaba matemáticas, una de las pocas clases en las que nos separábamos. Al menos tenia a Alice, por lo que no me sentía sola. no tenia muchos mas amigos, por lo que era una suerte que en todas las clases me tocara con uno u otro. como nos temíamos, la profesora de matemáticas, la señora Greenman, ya había entrado, y la clase había comenzado. llamé tímidamente a la puerta.
-se puede?-susurré
-pasad-pasamos-estaba explicándole a la clase las reglas básicas de la trigonometría
suspiré. iba a ser una clase muy larga. y, en efecto, se me hizo eterna, a pesar de durar diez minutos menos, por nuestro buen comportamiento. y es que nos tenia medio dormidos. no había escuchado nada de lo que había dicho, y por su cara, Alice tampoco. recogimos nuestras cosas y nos encaminamos a la siguiente clase, que esta vez si que compartía con Mike.
el resto de la mañana pasó casi igual, no fue tan terrible como había pensado, si exceptuábamos unas cuantas de felicitaciones y uno o dos regalos. lo peor pasó cuando volvía a casa, mientras hablábamos Alice, Mike y yo.
-tener dieciocho no es tan malo-dijo ella
-puedes hacer un montón de cosas que antes no podías- apostilló Mike
-si?-dije irónica-como que? conducir? no se si podré sacarme el carné-suspiré-comprar bebidas alcohólicas y tabaco? no fumo ni bebo. no le veo nada bueno.
-si que lo hay-Alice nunca perdía su entusiasmo-seguro
-claro que si, Emily, piensa que ahora puedes fugarte conmigo y nadie podría impedírtelo-mi novio guiñó un ojo
reí.
-bueno, mi casa está aquí, nos vemos mañana-besé a mike y sonreí a Alice, mientras entraba en mi casa. encendí la tele y puse a calentar un trozo de la cena de anoche, pollo con verduras, que no me gustaba especialmente, pero estaba hambrienta. me di buena cuenta de la comida y subí a mi habitación. guardé la caja con los libros en mi escondite secreto, un hueco que quedaba al levantar una plancha de madera suelta. no era muy original, pero servia. entré al cuarto de baño y me duche con agua caliente, que me abrasó la piel, aunque me relajó bastante. me sequé y peiné el pelo, me puse mi pijama y volví a mi habitación, resignada ya ha ponerme a hacer los aburridos deberes de biología. pero en cuanto entré, supe que algo iba mal. juraría que la habitación olía distinta...dulce, muy dulce. y entonces reparé en que la cajita, regalo de mike, estaba sobre mi cama, pero yo no la había dejado ahí, si no en mi escondite...al acercarme un poco vi que había algo negro brillando tenuemente dentro. me apresuré a abrir la caja y observé sorprendida su interior. Una flor, había una flor, una delicada rosa negra. la cogí sorteando las espinas para poder verla mejor. alguien debería haberla puesto allí...pero quien? pensar en aquello me atemorizó. mis padres trabajaban hasta tarde, y mi hermano no venia a casa mas que el fin de semana, porque estaba en la universidad. decidí guardar la flor en la caja, y esta en una pequeña estantería con llave del salón.
nadie excepto yo tenia llave. era imposible que volvieran a meter algo en la caja, o que sacaran la flor. Montones de preguntas bullían en mi mente. Pero mi celebro, al parecer, estaba out. De repente me sentí cansada, incapaz de pensar en nada. subí a mi habitación y me quedé dormida en unos segundos.
comentad, por favor!!
Besos!!
Mar Sep 09, 2008 2:40 pm
pero si est muii bien!!!!mas q genial!!
